Cinco especies de tortugas marinas habitan en Venezuela y corren el peligro crítico de desaparecer debido a la comercialización de sus huevos, caparazón y piel 

Venezuela es conocida por sus incontables paisajes, el calor de sus habitantes y las riquezas naturales que se encuentran en cada uno de sus estados. A estas características también se le suma su variada fauna, que comprende una gran cantidad de animales endémicos. 

Sin embargo, muchos de los seres vivos que habitan en el país actualmente se encuentran en peligro ya sea por la caza, el tráfico ilegal o el deterioro de su hábitat natural, tal como el águila Arpía, el oso Frontino, el manatí, el colibrí Tijereta, el mono Araña, el caimán del Orinoco, la tortuga de agua dulce Arrau y todas las especies de tortugas marinas que se encuentran en las aguas venezolanas. 

De siete especies de tortugas marinas que existen en el planeta, en Venezuela se encuentran cinco: Tortuga Cardón (Laud), Tortuga Verde, Tortuga Carey, Tortuga Guaraguá (Olivácea) y la Tortuga Caretta Caretta (Boba), también conocida en el país como Cabezona. Actualmente todas ellas se encuentran en peligro de extinción y están registradas en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana, donde se recopilan las especies que corren el riesgo de desaparecer.

Para crear conciencia sobre esta especie, cada 16 de junio se celebra el Día Mundial de las Tortugas Marinas, ya que se ha vuelto uno de los animales más amenazados del planeta. La conmemoración de este día coincide con el nacimiento en 1909 del conservacionista de tortugas marinas Archie Carr. Su ardua labor contribuyó a la protección de esta especie. 

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza aseguró que las tortugas están gravemente amenazadas por la contaminación oceánica, el plástico, la pesca con redes donde quedan atrapadas, el cambio en las temperaturas de los océanos y el aumento del turismo en las playas donde desovan (dejan sus huevos).

Alejandro Gallardo, licenciado venezolano en Biología y miembro de la ONG ambientalista (Provita), aseguró para El Diario que es importante y necesario crear conciencia sobre el cuidado de estas tortugas y de todas las especies que se encuentran en el país. Denunció que uno de los factores que coopera con la extinción de las tortugas marinas es el tráfico ilegal de sus huevos, actividad que se da en las playas del país. 

«Hay que apuntar a un programa para la conservación de las tortugas marinas en Venezuela. En las playas se roban los huevos para comercializarlos porque, supuestamente, son afrodisíacos”, sentenció Gallardo.

Gallardo resaltó que se han creado campañas para tratar de frenar el tráfico de estas especies.  La idea es que las próximas generaciones cambien esa forma de pensar y que más bien contribuyan con su protección y cuidado. 

Gallardo también opinó que en Venezuela no existen políticas verdaderas de Estado que ayuden a la protección del ambiente en general y exigió en nombre del gremio de proteccionistas del medio ambiente una mejora en las medidas de protección que puedan evitar la extinción de las especies, específicamente de las tortugas marinas. 

“Yo no estoy seguro de que en Venezuela haya realmente, como política de Estado, una voluntad verdadera en proteger el ambiente (…) Exigimos una mejor política en cuanto a esto. Yo creo también que si logramos convencer a las mayorías, estas a su vez van a convencer a los políticos para que tomen cartas en el asunto”, aseguró.

De acuerdo con la organización no gubernamental (ONG) Fundación La Tortuga, el hombre ha logrado extinguir casi en su totalidad a las tortugas marinas en el país durante los últimos 50 años y mediante tres acciones específicas: saqueo de nidos y cacería furtiva para comercializar su carne y caparazón, destrucción y degradación del hábitat reproductiva y alimentaria de estos reptiles, y la contaminación ambiental con desechos sólidos. 

Cortesía: El Diario

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